Historia del Persa
La investigación de toda la historia del gato Persa siempre resultará una tarea imposible. A medida que el investigador retrocede en el tiempo, los hitos (puntos claros de referencia) van siendo cada vez menos y más borrosos, y al final nos encontramos en el vacío. La historia se pierde en las arenas del desierto, que es de donde podría haber surgido esta magnífica raza.
Debido a ello, este capítulo no puede sino ser breve. No obstante, esperamos que ofrezca al lector una visión de la historia de esta raza. Probablemente, los primeros gatos de pelo largo fueron el resultado de una mutación espontánea que fue conservada por suponer una novedad siendo, por tanto, algo valioso para el propietario. No se sabe dónde se dio esta mutación, aunque ha estado sujeto a especulaciones. Las tres zonas que cuentan con un mayor apoyo son Oriente Medio, Asia Menor y Rusia.
Una buena opción estaría en un círculo que incluiría el sur de Georgia, Armenia, Azerbaiján y el norte de Persia (actualmente Irán). Esto favorecería la difusión de los felinos de pelo largo en todas direcciones. En cuanto al momento en que se dio esta mutación, lo mejor que se puede hacer es una aproximación calculada basándose en las referencias, escritas o artísticas, que han podido hallarse. Utilizándolas como guía, parecería improbable que los gatos de pelo largo existieran mucho antes del siglo XVI. Algunos autores han mencionado fechas anteriores, pero nunca citan las fuentes de su referencia. Se debe distinguir entre las leyendas, los mitos, los rumores y las evidencias reales.
Debido a ello, este capítulo no puede sino ser breve. No obstante, esperamos que ofrezca al lector una visión de la historia de esta raza. Probablemente, los primeros gatos de pelo largo fueron el resultado de una mutación espontánea que fue conservada por suponer una novedad siendo, por tanto, algo valioso para el propietario. No se sabe dónde se dio esta mutación, aunque ha estado sujeto a especulaciones. Las tres zonas que cuentan con un mayor apoyo son Oriente Medio, Asia Menor y Rusia.
Una buena opción estaría en un círculo que incluiría el sur de Georgia, Armenia, Azerbaiján y el norte de Persia (actualmente Irán). Esto favorecería la difusión de los felinos de pelo largo en todas direcciones. En cuanto al momento en que se dio esta mutación, lo mejor que se puede hacer es una aproximación calculada basándose en las referencias, escritas o artísticas, que han podido hallarse. Utilizándolas como guía, parecería improbable que los gatos de pelo largo existieran mucho antes del siglo XVI. Algunos autores han mencionado fechas anteriores, pero nunca citan las fuentes de su referencia. Se debe distinguir entre las leyendas, los mitos, los rumores y las evidencias reales.
El gato persa en Europa
Los conocimientos que tenemos sobre la llegada de los gatos Persas / Turcos a Europa proceden, en gran medida, de dos afamados eruditos. Pietro della Valle (1586-1652) que era un noble italiano, emprendió de 1614 a 1626 un viaje que le llevó desde Venecia a la India, vía Turquía y Persia. Durante su estancia en Isfahan, que entonces era la capital de Persia, se encontró con unos gatos que le impresionaron enormemente.
Explicó que eran animales con un buen tamaño y de pelo largo, especialmente alrededor del cuello y en la cola, sobre la cual dijo que el pelo medía unos 15 cm. Describe la capa como sedosa, lustrosa y de un color azul grisáceo. Adquirió cuatro parejas que fueron enviadas a Roma vía Nápoles. Se cree que llegaron en 1621.
La segunda referencia famosa corresponde a Nicolas-Claude Fabri de Pieresc (1580-1637). Fabri era conocido como científico en toda Europa. Aunque al principio no era un aficionado a los gatos, lo acabó siendo. Se le considera como la primera persona que importó gatos de Angora desde Turquía hacia Francia. La fecha exacta se desconoce, pero muy probablemente sucedió durante el primer cuarto del siglo XVII.
Su biógrafo, Pierre Gassendi, nos cuenta: «Allá en oriente se procuró gatos de color ceniza, pardo y moteados que eran muy hermosos.» Fue a partir de Fabri como el famoso cardenal Richelieu obtuvo sus gatos Turcos. Se puede asumir que Fabri tuvo una considerable influencia en la difusión de los gatos de pelo largo en Europa que fue mayor que la que tuvo della Valle.
Es probable que llegarán a Europa otras importaciones desde Turquía y Persia a medida que progresaba el siglo XVII. Se sabe que durante 1699, una hembra llamada Brinbelle fue enviada desde Constantinopla (actualmente Estambul). Los pedigrees de su descendencia fueron inscritos en el primer libro (actualmente un clásico) sobre gatos domésticos. El autor era un gran aficionado a los gatos llamado François-Agustin Paradise Moncrif (1687-1770).
Su libro, titulado Histoire de Chats (Historia de los Gatos), fue publicado en París en 1727. En su obra, Moncrif cometió un error al decir que los gatos de della Valle llegaron a Roma durante 1521.
Ésta puede ser la razón por la que muchos autores posteriores citaron esa fecha como la de la llegada de los gatos Turcos y Persas a Europa. Algunos años más tarde, George-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788) escribió sobre los gatos orientales en su épica obra en 44 volúmenes Histoire Naturelle (Historia Natural). Leclerc no dedicó grandes esfuerzos a los gatos. Repitió la fecha dada por Moncrif (1521) sobre la llegada de los gatos de pelo largo a Europa.
En cuanto al aspecto de aquellos gatos originales, no podemos estar seguros. Las descripciones aportadas por Valle y Pieresc no son muy detalladas. Debería recordarse que durante esta primera etapa, los gatos eran perseguidos en Europa, ya que se les consideraba como familiares de las brujas. Los gatos orientales tuvieron la suerte de que la nobleza los protegió. No obstante, y al contrario que en el caso de los perros y los caballos, el gato no fue considerado como digno de incluirse en los retratos familiares.
Durante el siglo XVIII, esto comenzó a cambiar. Empezaron a aparecer ciertos cuadros excelentes que mostraban gatos orientales. Uno de ellos, obra de Jean-Jacques Bachelier (alrededor de 1761) muestra a un gato blanco con un hermoso pelaje largo. Su elegante cuerpo se puede comparar, instantáneamente, con el de los Angora actuales.
Otro buen cuadro es obra de Martin Drolling el viejo (alrededor de 1798) y en él vuelve a aparecer un gato blanco. En los años siguientes, los gatos Turcos y los Persas comenzaron a ser comunes en los retratos, especialmente los de niños.
Explicó que eran animales con un buen tamaño y de pelo largo, especialmente alrededor del cuello y en la cola, sobre la cual dijo que el pelo medía unos 15 cm. Describe la capa como sedosa, lustrosa y de un color azul grisáceo. Adquirió cuatro parejas que fueron enviadas a Roma vía Nápoles. Se cree que llegaron en 1621.
La segunda referencia famosa corresponde a Nicolas-Claude Fabri de Pieresc (1580-1637). Fabri era conocido como científico en toda Europa. Aunque al principio no era un aficionado a los gatos, lo acabó siendo. Se le considera como la primera persona que importó gatos de Angora desde Turquía hacia Francia. La fecha exacta se desconoce, pero muy probablemente sucedió durante el primer cuarto del siglo XVII.
Su biógrafo, Pierre Gassendi, nos cuenta: «Allá en oriente se procuró gatos de color ceniza, pardo y moteados que eran muy hermosos.» Fue a partir de Fabri como el famoso cardenal Richelieu obtuvo sus gatos Turcos. Se puede asumir que Fabri tuvo una considerable influencia en la difusión de los gatos de pelo largo en Europa que fue mayor que la que tuvo della Valle.
Es probable que llegarán a Europa otras importaciones desde Turquía y Persia a medida que progresaba el siglo XVII. Se sabe que durante 1699, una hembra llamada Brinbelle fue enviada desde Constantinopla (actualmente Estambul). Los pedigrees de su descendencia fueron inscritos en el primer libro (actualmente un clásico) sobre gatos domésticos. El autor era un gran aficionado a los gatos llamado François-Agustin Paradise Moncrif (1687-1770).
Su libro, titulado Histoire de Chats (Historia de los Gatos), fue publicado en París en 1727. En su obra, Moncrif cometió un error al decir que los gatos de della Valle llegaron a Roma durante 1521.
Ésta puede ser la razón por la que muchos autores posteriores citaron esa fecha como la de la llegada de los gatos Turcos y Persas a Europa. Algunos años más tarde, George-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788) escribió sobre los gatos orientales en su épica obra en 44 volúmenes Histoire Naturelle (Historia Natural). Leclerc no dedicó grandes esfuerzos a los gatos. Repitió la fecha dada por Moncrif (1521) sobre la llegada de los gatos de pelo largo a Europa.
En cuanto al aspecto de aquellos gatos originales, no podemos estar seguros. Las descripciones aportadas por Valle y Pieresc no son muy detalladas. Debería recordarse que durante esta primera etapa, los gatos eran perseguidos en Europa, ya que se les consideraba como familiares de las brujas. Los gatos orientales tuvieron la suerte de que la nobleza los protegió. No obstante, y al contrario que en el caso de los perros y los caballos, el gato no fue considerado como digno de incluirse en los retratos familiares.
Durante el siglo XVIII, esto comenzó a cambiar. Empezaron a aparecer ciertos cuadros excelentes que mostraban gatos orientales. Uno de ellos, obra de Jean-Jacques Bachelier (alrededor de 1761) muestra a un gato blanco con un hermoso pelaje largo. Su elegante cuerpo se puede comparar, instantáneamente, con el de los Angora actuales.
Otro buen cuadro es obra de Martin Drolling el viejo (alrededor de 1798) y en él vuelve a aparecer un gato blanco. En los años siguientes, los gatos Turcos y los Persas comenzaron a ser comunes en los retratos, especialmente los de niños.
El nacimiento de la afición por los gatos
El siglo XIX fue, en muchos aspectos, el siglo más interesante desde el punto de vista de los propietarios de gatos. Existía un apetito insaciable por las curiosidades y se fundaron muchos clubes y sociedades felinas. Los gatos ya habían conseguido un gran seguimiento. No obstante, durante los primeros años de la afición por los gatos, el seguimiento se localizaba, fundamentalmente, en la realeza, los terratenientes y en las clases sociales altas. Sólo esta gente podía permitirse los gatos deseables en esa época. Entre estos felinos deseables no hay duda alguna de que los Turcos y los Persas eran los números uno.
Incluso en el siglo XIX, los gatos Turcos y los Persas no recibían este nombre. Muchos eran simplemente llamados gatos Franceses u Orientales. Si el nombre del gato era Turco o Persadependía de si el propietario quería que éste fuera el nombre de su gato. No obstante, a medida que fueron habiendo más y más exposiciones felinas, la gente considerada como experta en el mundo felino empezó a desarrollar sus nociones sobre el aspecto que debía tener cada uno de estos dos tipos. Esto moldearía el futuro de ambas razas.
En su obra The Book of Cats (Libro de los Gatos) publicada en 1868, Charles S. Ross describe al Angora de forma parecida a como lo hizo della Valle con los Persas. Una diferencia notable que añade es que eran gatos delicados con un talante tranquilo. Describe al Persa como gato con un pelo muy largo y sedoso: «quizás más que el del Angora». El uso de «quizás más que» indica que la diferencia entre estas dos razas no era, en modo alguno, tan clara como suele pensarse. Continúa diciendo que: «no obstante, su coloración es diferente, siendo de un color gris uniforme y tenue...». El color podría entonces haber sido una consideración importante para la distinción entre estos dos gatos orientales en aquella época.
Durante este periodo se organizaron con éxito numerosas exposiciones felinas en Gran Bretaña. Lo mismo aplicaba a EE.UU. y al resto de Europa. En 1887, se fundó el National Cat Club en Gran Bretaña. Dos años más tarde publicó unos estándares oficiales para los gatos de pelo largo. En 1893 entró en funcionamiento el primer libro de orígenes genealógico. En ese momento, el Persa estaba obteniendo cada vez más un mayor seguimiento. A medida que mejoró su tipo y su capa se tornó más densa y larga que la del Angora.
Cuando se redactaron los estándares, se hizo una clara distinción entre las razas de pelo largo. El pelaje del gato Persa debía ser fino, sedoso y muy suave. El del Angora debía ser más lanoso y con una cola que se asemejara a un cepillo. Es interesante saber que en aquellos tiempos había gatos rusos de pelo largo. Su pelaje debía ser incluso más lanoso que el del Angora.
A pesar de la supuesta distinción entre estas dos razas, es importante saber que en 1903, el famoso autor y juez Francis Simpson dijo que existían unas diferencias tan sutiles entre estas dos razas que: «Se me debe perdonar si paso por alto la raza felina normalmente llamada Angora, que parece haber desaparecido gradualmente».
Incluso en el siglo XIX, los gatos Turcos y los Persas no recibían este nombre. Muchos eran simplemente llamados gatos Franceses u Orientales. Si el nombre del gato era Turco o Persadependía de si el propietario quería que éste fuera el nombre de su gato. No obstante, a medida que fueron habiendo más y más exposiciones felinas, la gente considerada como experta en el mundo felino empezó a desarrollar sus nociones sobre el aspecto que debía tener cada uno de estos dos tipos. Esto moldearía el futuro de ambas razas.
En su obra The Book of Cats (Libro de los Gatos) publicada en 1868, Charles S. Ross describe al Angora de forma parecida a como lo hizo della Valle con los Persas. Una diferencia notable que añade es que eran gatos delicados con un talante tranquilo. Describe al Persa como gato con un pelo muy largo y sedoso: «quizás más que el del Angora». El uso de «quizás más que» indica que la diferencia entre estas dos razas no era, en modo alguno, tan clara como suele pensarse. Continúa diciendo que: «no obstante, su coloración es diferente, siendo de un color gris uniforme y tenue...». El color podría entonces haber sido una consideración importante para la distinción entre estos dos gatos orientales en aquella época.
Durante este periodo se organizaron con éxito numerosas exposiciones felinas en Gran Bretaña. Lo mismo aplicaba a EE.UU. y al resto de Europa. En 1887, se fundó el National Cat Club en Gran Bretaña. Dos años más tarde publicó unos estándares oficiales para los gatos de pelo largo. En 1893 entró en funcionamiento el primer libro de orígenes genealógico. En ese momento, el Persa estaba obteniendo cada vez más un mayor seguimiento. A medida que mejoró su tipo y su capa se tornó más densa y larga que la del Angora.
Cuando se redactaron los estándares, se hizo una clara distinción entre las razas de pelo largo. El pelaje del gato Persa debía ser fino, sedoso y muy suave. El del Angora debía ser más lanoso y con una cola que se asemejara a un cepillo. Es interesante saber que en aquellos tiempos había gatos rusos de pelo largo. Su pelaje debía ser incluso más lanoso que el del Angora.
A pesar de la supuesta distinción entre estas dos razas, es importante saber que en 1903, el famoso autor y juez Francis Simpson dijo que existían unas diferencias tan sutiles entre estas dos razas que: «Se me debe perdonar si paso por alto la raza felina normalmente llamada Angora, que parece haber desaparecido gradualmente».
La época actual
El Persa actual se parece muy poco a los originales que se veían a principios del siglo XX. Éstos se parecerían más a los Maine Coon o a los gatos Bosque de Noruega actuales. John Jennings, un afamado escritor y juez de las primeras exposiciones felinas de belleza, se mostraba muy preocupado en esos tiempos de que los hocicos de los Persas se fueran acortando.
No obstante, no hay nada que tenga más éxito que el propio éxito y el Persa se subió al carro de la popularidad, que sólo ha comenzado a ralentizarse en los últimos años.
No obstante, no hay nada que tenga más éxito que el propio éxito y el Persa se subió al carro de la popularidad, que sólo ha comenzado a ralentizarse en los últimos años.
Incluso aunque existen signos de que su popularidad ya ha pasado su punto álgido, sigue siendo la raza felina más popular del mundo. Su número de inscripciones en el libro de orígenes genealógico sigue siendo mayor que el del resto de razas de pelo largo en conjunto. La clave del éxito de esta maravillosa raza es, sencillamente, su «glamour» con mayúsculas. Su historia siempre ha estado relacionada con la de la realeza, la riqueza y lo más exclusivo. Es, verdaderamente, un gato realmente regio entre nuestros compañeros felinos domésticos.
Si deseas saber más sobre el Persa te recomendamos la publicación de la editorial Hispano Europea Gato Persa:
No hay comentarios:
Publicar un comentario